Pese a que existe un estereotipo que indica que la adolescencia es la mejor etapa de la vida para formar una banda, la realidad no siempre es así. Si bien, conforme pasan los años se adquieren obligaciones que restan tiempo, la pasión por la música puede hacerse presente en cualquier momento y sin importar la edad que se tenga.
De esta forma, fue durante la primera década del Siglo XXI que experimentados amigos optaron por formar un nuevo "súpergrupo de música surf". Todos ya contaban con una amplia trayectoria con distintas agrupaciones (The Surf Coasters, The TomorrowMen, Meshugga Beach Party, Pollo Del Mar, The Gregors) pero eso no fue impedimento para iniciar otra aventura en los terrenos de la música instrumental.
Después de poco más de 10 años y con dos álbumes previos, Frankie And The Pool Boys publicó su tercer LP en el que existen aspectos que se mantienen y otros que resultan novedosos dentro del quinteto.
En primer lugar, destaca que la agrupación encontró una estabilidad de integrantes. De los fundadores se mantienen Ferenc Dobronyi (guitarra) y Keren Dobronyi (teclado), a los que ahora se suman Jono Jones (guitarra), Abraham Aguilar (bajo) y Jonathan Rodriguez (batería y percusiones).
A su vez, en su nuevo material se optó por primera vez incluir cuatro temas con voz, pero aunque podría ser un pecado mortal para los puristas de la música surf, al final no existe ningún delito por perseguir. El sonido que recuerda el choque de las olas del mar e invita a montar una tabla prevalece en la mayoría del álbum.
Otro punto a destacar es que en esta ocasión el disco tiene un concepto que lo vuelve distintivo. Como punto central se parte del juego infantil "de botella". Lo que cuestionan los integrantes es si realmente existe la suerte o se puede tener el control de todas las decisiones de la vida.
De igual forma, como productor se contó con Dusty Watson (baterista de The Sonics, Dick Dale, Agent Orange y Slacktone), quien logró encontrar un equilibrio y potencializó el poder del quinteto. Eso queda reflejado en la inicial "Seafoam Angels" con unas guitarras que transpiran felicidad en cada nota, pero también se puede apreciar "The Wet Season" con su sonido psicodélico y "Summer Cold" que muestra la versión más tranquila e introspectiva del material.
La parte conceptual que rige las 20 composiciones presentadas (entre las que hay un cover de Booker T & The MG's y uno de The Surf Coasters) es complementada por la ilustración de portada del artista noruego Fred Lammers. Es claro que existe pleno entendimiento entre ambas partes porque también fue el encargado del arte de su álbum anterior.
Pese a que la música surf puede tener muchas limitantes, son trabajos como el realizado por Frankie And The Pool Boys los que muestran que en realidad todavía existe mucho terreno sin explorar. Sin buscar convertirse en una agrupación referente, con cada uno de sus álbumes logran colocarse un paso adelante con respecto a sus colegas.
De esta forma, fue durante la primera década del Siglo XXI que experimentados amigos optaron por formar un nuevo "súpergrupo de música surf". Todos ya contaban con una amplia trayectoria con distintas agrupaciones (The Surf Coasters, The TomorrowMen, Meshugga Beach Party, Pollo Del Mar, The Gregors) pero eso no fue impedimento para iniciar otra aventura en los terrenos de la música instrumental.
Después de poco más de 10 años y con dos álbumes previos, Frankie And The Pool Boys publicó su tercer LP en el que existen aspectos que se mantienen y otros que resultan novedosos dentro del quinteto.
En primer lugar, destaca que la agrupación encontró una estabilidad de integrantes. De los fundadores se mantienen Ferenc Dobronyi (guitarra) y Keren Dobronyi (teclado), a los que ahora se suman Jono Jones (guitarra), Abraham Aguilar (bajo) y Jonathan Rodriguez (batería y percusiones).
A su vez, en su nuevo material se optó por primera vez incluir cuatro temas con voz, pero aunque podría ser un pecado mortal para los puristas de la música surf, al final no existe ningún delito por perseguir. El sonido que recuerda el choque de las olas del mar e invita a montar una tabla prevalece en la mayoría del álbum.
Otro punto a destacar es que en esta ocasión el disco tiene un concepto que lo vuelve distintivo. Como punto central se parte del juego infantil "de botella". Lo que cuestionan los integrantes es si realmente existe la suerte o se puede tener el control de todas las decisiones de la vida.
De igual forma, como productor se contó con Dusty Watson (baterista de The Sonics, Dick Dale, Agent Orange y Slacktone), quien logró encontrar un equilibrio y potencializó el poder del quinteto. Eso queda reflejado en la inicial "Seafoam Angels" con unas guitarras que transpiran felicidad en cada nota, pero también se puede apreciar "The Wet Season" con su sonido psicodélico y "Summer Cold" que muestra la versión más tranquila e introspectiva del material.
La parte conceptual que rige las 20 composiciones presentadas (entre las que hay un cover de Booker T & The MG's y uno de The Surf Coasters) es complementada por la ilustración de portada del artista noruego Fred Lammers. Es claro que existe pleno entendimiento entre ambas partes porque también fue el encargado del arte de su álbum anterior.
Pese a que la música surf puede tener muchas limitantes, son trabajos como el realizado por Frankie And The Pool Boys los que muestran que en realidad todavía existe mucho terreno sin explorar. Sin buscar convertirse en una agrupación referente, con cada uno de sus álbumes logran colocarse un paso adelante con respecto a sus colegas.